Escrito por Mari Cruz García Marín
La alimentación es un tema que ha suscitado un gran interés a lo largo de la historia. Este interés, unido a una cierta ignorancia, han favorecido el desarrollo de numerosos errores y mitos sobre la alimentación, que han provocado injustificadamente un cambio en el comportamiento y en los hábitos alimentarios de muchas personas.
Hay alimentos buenos y malos
El agua engorda durante las comidas
Hay alimentos que adelgazan
La fruta después de la comida engorda
El pan engorda… y la miga más
Los alimentos light adelgazan
Los productos integrales tienen menos calorías
Es necesario tomar suplementos vitamínicos
Los alimentos frescos son más nutritivos que los
congelados
Saltarse una comida adelgaza
El café eleva la tensión arterial
Colesterol, alimentos buenos y malos
Mezclar hidratos de carbono y proteínas engorda
Los alimentos que llevan grasas vegetales son más
sanos
Mi metabolismo es muy bajo y por eso engordo
Mi exceso de peso es por la retención de líquidos
Los nervios me engordan
Comer chocolate favorece el acné
El azúcar moreno es más saludable que el blanco
La comida calentada en el microondas pierde sus
nutrientes
La alimentación es un tema que ha suscitado un gran interés a lo largo de la historia. Este interés, unido a una cierta ignorancia, han favorecido el desarrollo de numerosos errores y mitos sobre la alimentación, que han provocado injustificadamente un cambio en el comportamiento y en los hábitos alimentarios de muchas personas.
Así, han sido numerosos los alimentos a
los que se les han atribuido características y propiedades falsas debido al
mito. "Las frutas al final de la comida engordan”, “tomando una nuez por
la mañana disminuyo los niveles de mi colesterol”, “me engordan los nervios…”
son algunas de las creencias que se mantienen a consecuencia de numerosas
fuentes que carecen del más mínimo aval científico.
Ya que la alimentación constituye un hecho
tanto biológico como cultural, las creencias y opiniones se han
extendido en nuestra sociedad, bien transmitiéndose por el boca a boca a
través de generaciones, o bien por el tipo de publicidad a la que estamos
sometidos.
Sin embargo en la actualidad, y gracias a
la base científica de la que disponemos, es posible desmontar esas creencias, a
veces muy arraigadas, recurriendo a las opiniones y consejos de verdaderos
profesionales de la nutrición y la salud.
Hay alimentos buenos y malos
FALSO: No hay ningún alimento perfecto y completo, ni tampoco
hay un alimento perjudicial. El conjunto y la variedad son los que determinan
que exista una dieta sana y equilibrada. Lo correcto es establecer las proporciones
concretas en el consumo de alimentos que permiten conseguir un peso adecuado,
pero garantizando el mantenimiento de una buena situación nutricional.
El agua engorda durante las comidas
FALSO: El agua es un nutriente acalórico, es decir que no aporta
calorías. Por tanto no engorda ni adelgaza si se toma antes, durante o después
de las comidas. Además, el agua es una fuente importante de minerales y
electrolitos y un elemento vital para mantenernos correctamente hidratados.
Hay alimentos que adelgazan
FALSO: Todo alimento aporta calorías, el principal condicionante
es la ingesta de las misma. Por tanto lo determinante es la dieta total, no hay
un alimento concreto, ningún alimento hacer perder un gramo. Hay que encontrar
el equilibrio entre la ingesta y el gasto energético.
La fruta después de la comida engorda
FALSO: La fruta tiene las mismas calorías, no engorda porque se
tome en un determinado orden, sino porque la cantidad de calorías ingeridas
supere las necesidades del individuo. Lo que sí es cierto es que la fruta tiene
un alto contenido en fibra, lo que provoca una sensación de saciedad. En
determinadas dietas de adelgazamiento lo aconsejan porque se tiene menos
apetito en los platos siguientes. Una dieta equilibrada debe incluir el consumo
de al menos tres piezas al día de fruta, ya que son una fuente importante de
vitaminas y minerales.
El pan engorda… y la miga más
FALSO: El pan no es un alimento de elevado valor calórico y
además es pobre en grasa. Es rico en hidratos de carbono, nutriente que
constituye la base de la dieta mediterránea. Otra falsa leyenda que acompaña al
consumo de pan, es aquella que afirma que la miga engorda mucho. Es incorrecto,
ambas son el mismo producto, lo que ocurre es que la corteza por acción del
horneado se deshidrata mientras que la parte interior (la miga) conserva mayor
cantidad de agua, de ahí su aspecto esponjoso.
Los alimentos light adelgazan
FALSO: Los alimentos light son aquellos a los que se les ha
reducido o eliminado alguno de sus componentes calóricos, pero eso no significa
que sirvan para adelgazar. En todo caso, que engordan menos, por así decirlo,
que el mismo alimento no light.
Los productos integrales tienen menos calorías
FALSO: Suelen contener cantidades muy similares al producto no
integral, lo que realmente les diferencia es que los productos
integrales poseen
una cantidad mayor en fibra. Un ejemplo, tanto el pan blanco como el integral
aportan las mismas calorías. La ventaja radica en que la fibra mejora el
tránsito intestinal y tiene un poder saciante sobre el apetito
Es necesario tomar suplementos vitamínicos
FALSO: Normalmente es suficiente la cantidad de vitaminas y
minerales que se aportan a través de una dieta variada y equilibrada. No hay
evidencias científicas de que el aporte de vitaminas en personas sanas mejoren
el cansancio, el apetito, etcétera. Si no existe una deficiencia clara, un
suplemento de vitaminas sin necesidad no tiene efectos positivos. Se recomienda
el consumo de suplementos sólo bajo prescripción médica.
Los alimentos frescos son más nutritivos que los
congelados
FALSO: El frío de la nevera o el congelador mantiene las
cualidades de los alimentos sin alteración, por lo que un pescado o una carne
congelada no te va a aportar menos nutrientes que si los comieras frescos.
Saltarse una comida adelgaza
FALSO: Es un mal hábito. Los especialistas recomiendan realizar
cinco comidas al día, de esta manera controlamos nuestro sistema
hambre-saciedad, ya que al repartir la ingesta en varias tomas al día no
llegamos a la siguiente comida con un hambre excesivo que nos haría comer de
más.
El café eleva la tensión arterial
FALSO: Este tipo de bebida contiene cafeína, y por tanto es
estimulante, pero relativamente pequeño el efecto sobre la elevación de la
tensión arterial frente a otro tipo de nutrientes, como la sal, que utilizada
en exceso en la dieta puede ser un factor determinante en las cifras de tensión
arterial
Colesterol, alimentos buenos y malos
FALSO: Los alimentos no son ni buenos ni malos en función de la
cantidad de colesterol que contengan, hay más aspectos que considerar. El
colesterol es necesario, lo importante es evitar el exceso. De ahí que haya
nutrientes como el huevo, donde se demostró que además de contener colesterol,
posee proteínas como la lecitina, vitaminas y minerales. Este es un ejemplo
claro de considerar al huevo como un alimento malo cuando se ha demostrado que
tiene un valor nutricional importante. Es importante preocuparse por la ingesta
en exceso de colesterol, pero no podemos condicionar la salud y la mortalidad
con este componente, siendo más positivo aumentar la actividad física, limitar
el consumo del tabaco y alcohol, etcétera.
Mezclar hidratos de carbono y proteínas engorda
FALSO: Es el fundamento de muchas dietas llamadas disociadas,
pero no tiene ninguna base científica. Es muy difícil separar los alimentos en
función de los nutrientes que aportan, ya que cada alimento es una mezcla de
nutrientes.
Los alimentos que llevan grasas vegetales son más
sanos
FALSO: Puede dar lugar a confusión, ya que se puede entender que
contiene aceites de oliva o girasol, y de donde provienen es
del aceite de coco y de palma, que suelen aumentar más
el colesterol en sangre.
Mi metabolismo es muy bajo y por eso engordo
FALSO: Las calorías que necesita una persona sana van en función
de la edad, peso y talla, lo que se denomina metabolismo basal; por eso cuanto
mayor sea su peso mayor será su metabolismo. Es la masa muscular la que se
encarga de quemar calorías, por ello se recomienda realizar ejercicio físico.
Mi exceso de peso es por la retención de líquidos
FALSO: Científicamente, tanto el sobrepeso como la obesidad se
caracterizan por un exceso de grasa corporal, y no de líquidos. Por eso se
aconseja no usar indiscriminadamente diuréticos sin el control de un
especialista, ya que puede ser perjudicial para la salud.
Los nervios me engordan
FALSO: El aumento de peso lo origina una ingesta excesiva de
alimentos de alto contenido energético que se ve favorecida en determinados
estados de nerviosismo o de ansiedad en determinadas personas.
Comer chocolate favorece el acné
FALSO: Numerosos estudios han tirado por tierra este mito tan
extendido. El acné que aparece en la cara
es resultado de la grasa que se segrega la piel por alteraciones
hormonales, no tiene nada que ver con la comida. Algunas mujeres sienten la
necesidad de tomar este alimento en el periodo premenstrual, donde se producen
desarreglos hormonales y granitos, que se suelen asociar al chocolate ingerido y no a los cambios por el ciclo.
El azúcar moreno es más saludable que el blanco
FALSO: Se puede decir que la composición de ambos es casi
idéntica, con una mínima variación del azúcar moreno que está recubierto con
melaza. Además, ambos tienen un valor nutricional muy parecido, por cada 100
gramos de azúcar moreno son 377 kcal, mientras que el blanco son 387 kcal, algo
ridículo en las pequeñas cantidades que se toman. Aun así no hay que olvidar
que uno u otro deben controlarse para poder llevar una dieta saludable.
La comida calentada en el microondas pierde sus
nutrientes
FALSO: Calentar la comida mediante un electrodoméstico microondas no le aporta radiactividad como mucha
gente cree, y tampoco les hace perder todos los nutrientes. Como expone
la Universidad de
Harvard, es
cierto que al calentar los alimentos, ya sea por este método o por otro,
algunos nutrientes de los alimentos se descomponen, como la vitamina C. Sin
embargo, el microondas al calentarlo de manera más rápida hace que se pierdan
menos nutrientes que en otros métodos como el agua de cocción.
Datos recopilados de Revista Salud y Bienestar.
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